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La ignorancia es la madre del estancamiento.

 

Por Alejandro Canale Becker, abogado, profesor universitario en grado y posgrado en seguros, UBA, UCA, USAL, U. Austral, UMSA.

 

 

El seguro fue desde sus inicios un importante actor económico de la actividad humana. Sus pilares fundamentales, como ser la mutualidad de asegurados, el ahorro, la transferencia de riesgos, entre otros, constituyen un importantísimo aporte a la economía mundial.

 

Podríamos decir sin miedo a equivocarnos, que en tiempos como los que corren en los cuales se habla de futuros inciertos, caóticos; distópicos o utópicos; resulta inconcebible imaginar un mundo sin seguros. El mundo sin seguros, sencillamente no sería.

 

El seguro como industria representa el 7,1% del PBI mundial en su conjunto. En Estados Unidos representa el 11% del PBI de su economía.

 

En Latinoamérica representa alrededor del 3% de su PBI en conjunto.

 

Podemos decir que la penetración de la cultura aseguradora, es en nuestro subcontinente, muy baja comparativamente.

 

Nuestro país oscila en esos índices también, sin superar el 3% de participación, con una producción muy centrada en automóviles y riesgos del trabajo, siendo estos dos tipos de seguros, ambos obligatorios.

 

La buena noticia es que tenemos mucho para crecer, sobre todo en lo referente a los seguros no obligatorios y con mayor énfasis en los seguros de los ramos vida.

 

Por supuesto que la economía del país ejerce un notable influjo en todas las actividades, y el seguro no es ajeno a ello. Sin embargo, creo que la baja conciencia aseguradora se debe a otros motivos y no se debe circunscribir sólo a la situación económica fluctuante de nuestro país.

 

En ese sentido estimo que la actividad en todo su conjunto se debe así misma una jerarquización que debería ir acompañada de diferentes plataformas educativas que contemplen desde lo general a las especializaciones.

 

Desde la oportunidad que tengo de dictar clases en distintos posgrados relacionados con el seguro me doy cuenta de lo indispensable que es la capacitación y actualización permanente en nuestra actividad.

 

Durante mucho tiempo llegaban a la industria diferentes perfiles, tanto profesionales como administrativos carentes de todo conocimiento específico acerca de la temática aseguradora. Esa carencia se suplía directamente en los escritorios, trabajando; en algunos casos, puntuales por cierto, la persona debía leer completa las pólizas.

 

Resulta paradojal que al seguro se lo acuse siempre de escribir en letra chiquita, y a veces incomprensible, y los propios trabajadores no hayan leído (en la mayoría de los casos) las propias pólizas; que no sepan que cubren y que no (salvo lo básico), que no conozcan las leyes que se aplican en el contrato de seguros, etc.

 

La capacitación de nuestra actividad es imperiosa y debe ser constante. Pensar que la capacitación es un gasto, resulta ser miope de metas.

 

Henry Ford decía “Sólo hay algo peor que formar a tus empleados y que se vayan. No formarlos para que se queden”.

 

 En los tiempos actuales pasar años, muchas veces décadas sin capacitarse, no solo es estancarse, sino quitarle calidad y capacidad de gestión, indispensable en un entrono donde la competitividad de las empresas se mide entre otras cosas por su capital humano.

 

En otras actividades resulta inimaginable la falta de capacitación continua. Nadie se operaría con un médico que no este actualizado con las últimas técnicas disponibles. Tampoco le encomendaríamos nuestra rendición de impuestos a un contador que no esta actualizado con la última normativa vigente.

 

Afortunadamente nuestro país cuenta con propuestas de capacitación aseguradora, sobre todo en posgrado, no del todo aprovechadas por la industria.

 

Quizás sea el momento oportuno en el cual pasemos de ser idóneos de la industria a ser profesionales de la misma.

 

Sin dudas la calidad de una actividad la podemos medir por la calidad de la capacitación de las personas que desarrollan esos trabajos.

 

Frank Tyger, célebre columnista de “The Times”, tenía una frase muy aplicable; decía “aprender es un proceso constante o no es nada”.

 

Crecer sin capacitarnos profesionalmente, sólo creará quimeras. Ilusiones con altas y bajas según los momentos económicos de nuestra economía.

 

Una industria más robusta y sana necesitará cada vez con mayor frecuencia verdaderos profesionales de la misma.

 

Cierto decano de una facultad tenía en su escritorio un cartel que decía “si usted piensa que la educación es cara, pruebe con la ignorancia”.

 

El futuro de nuestra industria podrá depender de muchas variables, pero fundamentalmente, depende de qué industria queremos hacer y en qué lugar de la mesa (economía) queremos sentarnos.

 

La capacitación es sin dudas uno de los pilares en los cuales deberá sustentarse esta industria.

 

Link al artículo:

https://www.elseguroenaccion.com.ar/la-ignorancia-es-la-madre-del-estancamiento/

 

 

 

Nuestra Misión

Aportar vitalidad a la vida en la etapa de mayor plenitud intelectual; siendo su aspiración más importante ayudar al desarrollo de todo el potencial intelectual, social y físico de cada persona.